Las vacaciones casi tocan a su fin (por cierto, Felices Fiestas) y tenemos que volver a nuestras ocupaciones cotidianas.
Tenía pendiente una entrada dedicada al Cañón del Río Lobos, Parque Natural desde 1985 y mayoritariamente en la provincia de Soria. Se trata de un espectacular cañón calizo erosionado por la acción del río que le da nombre (El Río Lobos).
Iniciamos un pequeño paseo que culminó en un lugar realmente sorprendente, en la Ermita de San Bartolomé, ubicada en un pequeño meandro del río y frente a una cueva (llamada Galiana) de grandes dimensiones. La ermita se halla en término municipal de Ucero, localidad que cuenta igualmente con las ruinas de un magnífico castillo, también templario, ubicado en lo que antaño fue un castro prerromano.
Resulta llamativo encontrarse, en medio de la nada, con una ermita templaria en piedra caliza perfectamente tallada, piedra que se integra y confunde con el entorno. Se trata de una ermita de planta de cruz latina datada en el primer cuarto del siglo XIII y con elementos de carácter protogótico, como el arco apuntado de la entrada meridional o los dos rosetones del crucero (con elementos decorativos de evidente influencia árabe).
Además, confluyen elementos de carácter esotérico, relacionados con el fenómeno de los templarios, tan en boga últimamente. El templo se ubica en un lugar equidistante de los dos puntos septentrionales más extremos de la Península Ibérica, el Cabo Creus y del mítico Finisterre, configurando un "centro del mundo" templario.
El lugar fue habitado desde antiguo, como demuestran las pinturas y grabados prehistóricos que se encuentran en varias de las cuevas y grutas de la zona, destancando por sus dimensiones la ya citada Cueva Galiana.
Por su grandiosidad, uno se siente francamente impresionado y, a la vez, supone un ejercicio de modestia acceder al interior de la cueva. Dentro, uno tiene una sensación que mezcla la claustrofobia y el respeto hacia la grandeza de una naturaleza que sólo el hombre ha podido destruir (en aras a un más que discutible progreso).
El lugar, a pesar de la afluencia de turistas (especialmente durante los fines de semana), impresiona por su belleza y por la tranquilidad y serenidad que transmite.