miércoles, 18 de noviembre de 2009

VISITA A RELLO (SORIA)


Después del largo y caluroso verano que
nos ha tocado padecer (no sé si por el cambio climático o por qué), me animo a escribir nuevamente en este cuadernillo sobre mis actividades e inquietudes cotidianas.
El pasado fin de semana tuve la ocasión de conocer el sur de la provincia de Soria, con pueblos y lugares realmente desconocidos para gran parte de los españoles y dignos de más de una visita.

En próximos días hablaré de las peripecias (borracheras noctunas aparte, claro está) por esa zona en la que quedan vestigios de la dominación árabe y de las andanzas del Cid, así como castillos en envidiable estado de conservación y no pocas iglesias y ermitas románicas.
Pasamos las noches en una coqueta casa rural en Rello, un pequeño pueblo que apenas llega a los veinte habitantes.
Vista desde la carretera de entrada

Como podeis ver, se trata de una ciudad amurallada situada en un lugar estratégico, en lo alto de los que por la zona se denominan "muelas". De origen medieval, no ha sido posible dar una datación al conjunto por falta de fuentes escritas que hagan referencia a la villa. Está totalmente amurallada y, en general, muy bien conservada y cuidada, salvo el castillo, en un lateral de la muralla y en estado ruinoso, víctima del paso del tiempo y, al parecer, de algún trueno.
Una de las dos puertas de acceso a la fortaleza,
con un extraño ser de dos patas accediendo al interior.

Lo cierto es que es sugerente dormir en un hotel enclavado en la misma muralla de una fortaleza tan bien conservada, asomarse en plena resaca mañanera a la terraza (con sumo cuidado para no despeñarse) y ver a los buitres volar sobre nuestras cabezas, esperando que alguno de los valientes huéspedes sucumba finalmente a los efectos de los distintos combinados alcohólicos catados durante la noche anterior (sidra del conocido lagar cangués de Llavandera, vino, orujo de la misma destilería que la sidra o el archiconocido zumo de cebada comercializado con la marca White Label). Esta es la vista desde la ventana de la terraza del hotel (encastrada en la muralla): paisaje árido sobre un terreno calizo modelado por la acción del viento y el río Escalote, que, más bien escaso de agua, discurre por el fondo del valle. Aparte de los buitres pudimos ver a cuatro elegantes y tímidos corzos pastando alegremente en las huertas de los poco numerosos habitantes del lugar.

Calle de la villa: a la derecha las almenas de la fortaleza.
El famoso rollo de Rello

Inscripción en la base del Rollo (trabalenguas local)

En el interior de la villa destaca la limpieza de las calles y lo apretado del caserío (en piedra y dispuesto en paralelo en dos únicas calles), así como el rollo, símbolo del poder municipal y original por ser de metal y estar conformado por una especie de cañón (bombarda) del siglo XVI. Supongo que en su época el rollo se utilizaría para atar a chorizos, rateros y maleantes y darles un pequeño escarmiento en forma de azotes (a algún malandrín de esta época no le vendrían mal esos azotes). Nosotros nos libramos de milagro pues el alcalde estuvo a punto de detenernos por alteración del orden cuando apostabamos el ajuar de boda en una partida de poker en nuestra primera noche (tranquilos, que el menda ganó la partida).

Iglesia de Rello.

Bueno, en siguientes capítulos seguiré deleitándoos con mis aventuras por tierras sorianas.
Familia, espero volver a casa por Navidad, como la conocida marca de turrón. Abrazos a todos de este vuestro dicharachero reportero.
Este espacio ha sido patrocinado por la Casa Rural El Mirador de Rello, sin cuyo mecenazgo no serían posibles estas líneas. (http://www.elmiradorderello.com/).



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