jueves, 24 de junio de 2010

CATARATA DEL NIÁGARA CANGUESA

A principios del siglo XX una serie de intelectuales recorrieron el suroccidente de Asturias, sorprendiéndose con lo que veían, e inmortalizándolo para siempre en sus libros y valiosas fotografías, como las del alemán Fritz Krüger. Gracias a ellos ,conservamos testimonios etnográficos impagables sobre el duro modo de vida de nuestros antepasados,
Uno de estos intelectuales fue Mario Roso de Luna, cacereño natural de Logrosán, quien recorrió, casi siempre a lomos de un macho, parte de nuestro concejo cangués recopilando leyendas e historias sobre los temas más variopintos. Todo ello lo plasmó en su libro "El Tesoro de los Lagos de Somiedo" (publicado en 1916), en el que describe con las siguientes palabras nuestra conocida cascada de Aguas Blancas: "Divina comarca aquesta que cuenta con tesoros de blanca hulla en cascadas, cual la de cola de caballo en Aguas Blancas, junto a Posada de Rengos, cascada ella equiparable sólo a la del Niágara o a la del Aiguarai-guasú argentina, pues cae de sesenta metros de altura".


Las comparaciones son, a todas luces, exageradas, pero en fin...